El lamento del Olivo (1983)

Autor lamentándose porque nadie cree en sus palabras sobre la Providencia de Dios Hoy en día, nadie viene a buscarme aún cuando yo había preparado una fiesta. Como el servidor de Dios, construí el Algok-seongjeon (Templo de Granos) seguiendo las instrucciones de Dios. Labo los pecados de la gente heredados de generación en generación con el agua santa que contiene la sangre espiritual de Jesús, y hago la salvación por la gracia de Dios, pero todavía no viene nadie. Durante una visión en 1983, me lamentaba porque la gente no reconoce la obra de Dios. Cuando prediqué a los presbíteros de otras iglesias diciendo: “El trabajo del Olivo no es el trabajo de un hombre, sino de Dios”. Ellos me dijeron: “Eres como el Presbítero Park (el Primer Olivo)”, y me ignoraron. Prediqué a los no creyentes: “Esta es la obra de Dios. Por favor, véngan”. Ellos me dijeron: “Es una herejía, ¿no es así?” y se reían de mí. Pedí llorando a la gente en Jeondogwan: “Yo soy en verdad el Segundo Olivo. Por favor, vengan. Tenemos que trabajar juntos para servir a Dios”. Ellos se rieron y me dijeron que yo era un cómico que decía cosas sin sentido. Sin que nadie me escuchara, golpeé el suelo llorando amargamente. Pregunté a Dios: “Dios, ¿qué debo hacer para que ellos reconozcan su Providencia y le sigan? Es imposible hacer el trabajo del Olivo”. Entonces una luz bajó del cielo y Dios me dijo lo siguiente. “Estás sufriendo porque estás haciendo el trabajo del Olivo. Si hubieras mostrado tu poder sin pretender ser el Olivo, habría habido varias decenas más de personas siguiéndote. Sin embargo, aunque es difícil, el trabajo del Olivo es mi Providencia, por lo que tú mismo debes preservar y defender hasta el final”. Después de escuchar las palabras, abrí los ojos y sentí gran tristeza.